La fauna marina de Tenerife, se caracteriza por tener ecosistemas con especies biológicas variadas, pero con escasos endemismos, al contrario que ocurre en tierra. Esto ocurre, generalmente, en todo el Archipiélago, debido a un conjunto de factores geográficos y ambientales que permiten el asentamiento de especies originales pero no endémicas de la región.

La fauna marina depende de la luz como fuente de energía, que es el factor fundamental en todo proceso de producción primaria de los vegetales y, como consecuencia, será el que repercutirá en la producción secundaria de los animales. En el caso de Tenerife cuenta con una pequeña plataforma costera que llega hasta los 50 m de profundidad en algunos lugares, que es la zona donde aún pueden desarrollarse los denominados fotoproductores de fondo, las algas y las fanerógamas. Por eso la producción marina en Tenerife se ve influida por la extensión del tamaño de su plataforma insular.

También hay que tener en cuenta que las aguas oceánicas que rodean Tenerife son pobres en nutrientes, lo que hace que las especies sean muy vulnerables a cualquier cambio producido por alteraciones, como puede ser la sobreexplotación.

Dentro de los mamíferos marinos cabe citar para la Isla, la presencia del calderón tropical (Globicephala macrorhynchus), cuyo nombre se debe a una protuberancia que tiene en la cabeza, una especie de sonar con el que detectan a sus presas favoritas, los cefalópodos. Suelen medir 4-5 m de longitud, con un peso aproximado de 3 toneladas. En el sur de la Isla, encontramos una importante población de estos mamíferos, que suelen estar formando pequeños grupos madre e hijos. El motivo de su presencia en estas aguas, es la ideal temperatura del agua y la abundante comida de la que disponen.

Otro mamífero marino que habita en los fondos de la Isla, es el cachalote común (Physeter macrocephalus), con una población estable entre Tenerife y Gran Canaria, donde se les ha observado con bastante frecuencia.

En Tenerife hay tres especies presentes de delfín: delfín común (Delphinus delphis), delfín mular (Tursiops truncatus) y delfín moteado (Stenella frontalis).

El delfín común es el de mayor presencia en todo el Archipiélago. Pueden llegar a medir 2.5 m de longitud, y se suelen encontrar en numerosos grupos nadando a gran velocidad, incluso delante de algunos barcos. Desgraciadamente también son los que más se encuentran varados, por el aumento de contaminantes en el mar o atrapados accidentalmente en redes de pescadores.

También se cree que el delfín mular o ‘tonina’ tiene poblaciones estables en la Isla, fundamentalmente en el oeste, frente a los acantilados de Los Gigantes. Se suelen encontrar en grupos de treinta individuos, llegando a medir el macho 3,5 m de longitud y la hembra 3 m.

El delfín moteado o la ‘golfera’, como también es conocido, es una especie eminentemente oceánica que se suele apreciar nadando velozmente dando saltos, como a otras especies. Se aproxima muy pocas veces a las costas abruptas de la Isla, como en los acantilados de Los Gigantes, donde se suele observar.

Cabe citar también por su representatividad en las aguas que rodean la Isla, a la tortuga boba (Caretta caretta), aunque es frecuente en todo el Archipiélago, es la tortuga más abundante, observándose sobre todo en los meses de verano. Su dieta está compuesta por medusas, peces, crustáceos y moluscos, y en muchas ocasiones, queda atrapada entre las redes de pescadores, uno de sus mayores amenazas.

Uno de los peces más populares es el chicharro (Trachurus picturatus), especie que habita en aguas tanto superficiales y cercanas a la costa, como a unos 250 m de profundidad. Se suele observar en grandes grupos, incluso mezclado con otras especies como bogas o sardinas. También es conocido como jurel de altura.

Debemos ser conscientes que tenemos un enorme patrimonio natural bajo el mar y que debemos cuidarlo y respetarlo.