Plantar un árbol, tener un hijo, escribir un libro…
Mejor cuidar cada planta que encuentre en el camino, proteger a los seres vivos, querer que crezca y recolectar sus frutos, quizás acostarme bajo la sombra de su robusta copa. Dar de beber y abonar sus raíces, no dejar que sufra o muera desolado. Cuidar nuestros montes y mantenerlos limpios. Respirar y apreciar su aroma, disfrutar de la naturaleza sin dejar mi huella en ella. No dejar que merme su belleza y convertirme en abanderado de mi tierra.
No quiero solo tener un hijo. Quiero respetarlo y aprender a respetarnos mutuamente. Protegerlo de la soledad, hacer que crezca sano y feliz. Cuidar de su niñez y propiciarle un grato entorno donde ser libre de ataduras. Que la educación que le propine le abra puertas y que él pueda escoger cuales cerrar. Que aprenda a querer y respetar al mundo que le rodea, que aumente su autoestima y los valores del ser humano. Deseo que me quiera y que él me de la vida, el aire, la esperanza.
Más que escribir un libro, leer cuanto caiga en mis manos y aprender de uno y otro. Que la cultura y la sabiduría me haga un hombre libre y me dote de la capacidad suficiente para tomar mis propias decisiones con respeto. Que me enseñe a no errar y si equivoco mi camino, la capacidad para reaccionar y corregir mi vereda. Ser un hombre de mi tiempo, empático y leal a mis principios.
Termina en breve un año cargado de vivencias y experiencias, de días llenos de amor, miedo, nostalgia, alegrías y desamores. Un año que para bien o para mal, ya forma parte de nosotros y abrimos los brazos a un 2017 que puede ser todo lo que nosotros queramos que sea. Podemos dejar que nos lleve, o tomar las riendas de nuestras vidas y hacer real, cada uno de los propósitos que queramos que formen parte de nuestro día a día.
Nosotros te acompañaremos guiados por el mar que nos baña, para nutrir los buenos deseos con la sal de nuestra tierra Canaria.