Cuando se acerca el fin de año, solemos llenarnos de buenos propósitos para comenzar llenos de energía un nuevo camino por recorrer. Abandonar hábitos que perjudican nuestra salud, tomar otros tantos que la favorezcan, comenzar nuevos estudios, ver más a los amigos… Seguro que nos hemos visto en esta situación.

Quizás una de estas promesas más comunes es ir al gimnasio, pero casi siempre terminamos abandonando esta idea. Igual si valoramos todos los beneficios que nos regala el ejercicio físico, pondríamos mucho más interés y, si le sumamos el hecho de acudir a un centro cercano, agradable, dotado de la infraestructura necesaria para hacerlo posible, retomemos la idea de ejercitarnos mucho antes del 1 de enero.

El ejercicio físico es una de las formas de sentirse bien consigo mismo. Al practicar ejercicio se liberan endorfinas que son las responsables de que nos sintamos bien a diario. Hacer ejercicio hace que nos sintamos con mayor poder, que tengamos más autoconfianza y que estemos más seguros de nosotros mismos ante cualquier situación.

Aunque al principio de comenzar a ir al gimnasio sintamos que estamos entrando en un círculo de agotamiento, con el paso del tiempo esta sensación cambiará. Después sucederá al contrario, sentirás una inyección de energía que hará que puedas afrontar el trabajo y la vida diaria con menos fatiga.

Dormimos mejor siempre después de tener el cuerpo bien cansado y nuestros ritmos cardiacos se mantienen en mejor nivel. Lo mejor es planificar la visita al gimnasio durante el día y no justo antes de irse a dormir.

Pero existen muchas razones más para hacer ejercicio de forma continuada. Te proponemos una cosa… tú comienzas a venir al gimnasio y descubrimos juntos cómo mejora tu vida, ¿te parece?